Por síndrome metabólico se entiende toda una conjunción de factores de riesgo ligados a una alta probabilidad de padecer un desorden cardiovascular, diabetes, obesidad abdominal, presión sanguínea elevada y alto nivel de glucosa en sangre, entre otras cosas. Almudena Santana, Almudena Santano, enfermera jefa del Área de Urgencias y Críticos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, recuerda que “el concepto clínico de síndrome metabólico tiene un elevada prevalencia en la población adulta y es variable en función de la zona geográfica y del origen étnico de la población estudiada. Se sabe que es mayor en las zonas urbanas y también en adolescentes con obesidad, no olvidemos que cada año son diagnosticados 6 millones de nuevos casos de diabetes mellitas. Por tanto es necesario inculcar en nuestros jóvenes y niños hábitos de vida saludables que puedan corregir la aparición de estas complicaciones.”
Para llevar a cabo su estudio, los investigadores preguntaron por sus hábitos a la hora de desayunar a todos los estudiantes que completaban su noveno año de escolarización allá por 1981. Ahora, 27 años más tarde, les han sometido a un chequeo de salud enfocado en determinar la presencia del síndrome metabólico. El resultado es que los adultos que de jóvenes se negaban a desayunar o desayunaban mal sufren hoy un 68% más la incidencia del síndrome metabólico en comparación con aquellos que iniciaban el día con una comida equilibrada. La diferencia está, sobre todo, en la probabilidad de sufrir obesidad abdominal y altos niveles de glucosa en sangre. Para llegar a estas conclusiones se tuvieron en cuenta factores socioeconómicos y de estilo de vida.
Harán falta más estudios para comprender en su totalidad el mecanismo que envuelve la conexión entre la primera ingesta del día y el síndrome metabólico, pero tanto los resultados de este estudio como los de trabajos anteriores revelan que un mal desayuno puede tener a la larga efectos muy negativos sobre el nivel de azúcar en sangre”, explica María Wennberg, autora principal del estudio. En la misma línea, María Santana asegura: “claro que el estilo de vida, y en eso podemos incluir la alimentación, el ejercicio y los hábitos saludables son lo que determinarán tu estado físico futuro”.
Ana Muñoz