Este centro, en cambio, es mucho más jovial, más abierto… Se nos pidió que fuésemos gente que engancháramos, como ellos, para que se sientan cómodos y tengan la suficiente motivación para iniciar un cambio”, explica José Antonio Pérez, enfermero de Los Mesejo. Y es que la Agencia Antidroga ha constatado la resistencia, tanto de padres como de jóvenes, a ser atendidos en los actuales Centros de Atención Integral al Drogodependiente (CAID) al no sentirse identificados con los perfiles de los pacientes adultos.
Atención integral
“Está abierto desde principios de marzo y por el momento la gente viene poco a poco. Contamos con un tratamiento preventivo y otro de desintoxicación… Es decir, no sólo tratamos casos de consumo, sino que hacemos prevención para que no lleguen a un abuso o dependencia de las drogas”, relata Sara Cuenca, enfermera del centro.
El centro es pionero en España y la enfermería tiene una labor fundamental. “Realizamos un proceso muy definido. Podemos recibir jóvenes y/o familias de forma telefónica, con una llamada anónima en la que simplemente pueden pedir información y asesoramiento. Además de orientarles, se les intenta motivar para que acudan aquí y así poder tener ese contacto directo. Si conseguimos que vengan, se les recibe y están un par de sesiones con la persona que les haya atendido y si hiciera falta, se realiza alguna más para motivarle. Cuando hemos llegado a un consenso en el que el paciente está motivado y acepta nuestra forma de trabajar empezamos”, argumenta Pérez.
“Orientación, información y sobre todo consejo de cómo llevar muchos problemas que ven en sus hijos”, comenta Tania López, auxiliar de enfermería. La oposición de los jóvenes mayores de 18 años es una de las barreras. “Si no están dispuestos no se les puede obligar, así que trabajamos con la familia que es una parte importante porque si conseguimos mejorar la comunicación en casa el paciente puede volver al centro en cualquier momento”, afirma Pérez. “Normalmente, los que vienen por sus padres no continúan porque si ellos no están motivados con seguir, no podemos trabajar con ellos”, aclara Cuenca.
Conciencia
“Por una vez no pasa nada” o “cuando quiera lo dejo” son, quizás, las frases más usadas por estos jóvenes que no ven en las drogas un peligro. “Tenemos diferentes perfiles. Hay gente que sí se da cuenta de que el consumo que realizaba sólo los fines de semana ha aumentado y es algo habitual. Se dan cuenta que se les escapa de las manos y son ellos mismos los que buscan ayuda. Luego, hay otros casos en los que son los padres los que vienen o incluso los derivan de otros centros de salud”, explica Cuenca.
En todos los casos se abrirá una historia sanitaria, que estará informatizada, de acuerdo a los criterios que se utilizan en la aplicación AP-Madrid del Servicio Madrileño de Salud. “Gracias a este sistema podemos ver toda su historia clínica, sus antecedentes personales, familiares… y así dar un servicio más completo. Se les haría, como en el centro de salud, toda una batería de preguntas sobre su estado de salud y psicológico. También se realizaría un análisis de tóxicos porque uno de los requisitos es que deje de consumir y hacerles un seguimiento”, puntualiza Cuenca.
Los Mesejo está abierto a todo el que lo requiera. “La idea es salir. El centro se tiene que abrir fuera porque hacemos un trabajo en comunidad. Los educadores sociales, en este caso, van a salir fuera a contactar con los colegios, las asociaciones cercanas o de la Comunidad de Madrid para conseguir que los chavales se acerquen y vean el centro como un espacio en el que pueden hacer sus talleres y demás”, finaliza Pérez.
Alicia Almendros