Así, recuerda que, desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ya se constató que la existencia previa de EPOC se asocia con unos peores resultados: desarrollan enfermedad más grave, tienen peor pronóstico y su índice de mortalidad es mayor. “La evidencia científica lo demuestra: la tasa de mortalidad en pacientes COVID-19 con EPOC es del 38,3%, el doble que la de pacientes hospitalizados que no lo sufren (19,2%)”, apunta el presidente de las 316.000 enfermeras españolas.
De hecho, recuerdan que la mayoría de los pacientes con EPOC siguen autoaislados por miedo al contagio. Ello repercute directamente en su calidad de vida y en su capacidad pulmonar. “Nuestros pacientes tienen ya de por sí una predisposición a padecer un síndrome ansiodepresivo superior al 40%, así como ataques de pánico”, subraya Pérez Raya. Y, sin embargo, pese a ser un colectivo altamente vulnerable, con muchas comorbilidades, Sanidad no los tiene en cuenta en la quinta actualización de la estrategia del Comité de Vacunación.
Por todo ello y preocupados “por el ritmo tan bajo de vacunación en nuestro país”, han solicitado “que se considere, por parte del Comité de Vacunación, el integrar a estos pacientes como uno de los grupos prioritarios”.