Para desarrollar el estudio, se han analizado las 1.248 analgesias controladas por los pacientes que se administraron a lo largo de 2013. En el póster se muestran cuatro gráficos con los resultados del análisis por vías de administración, por especialidades quirúrgicas, por efectos secundarios y por el grado de dolor-analgesia.
En cuanto a las vías de administración, un 49% fueron por vía epidural, un 47% por vía intravenosa y un 4% correspondieron a bloqueos nerviosos periféricos. En el segundo gráfico se puede ver que la cirugía traumatológica es la que más reclama este tipo de analgesias, seguida de la cirugía general. Las náuseas y vómitos, en un 16% de los casos, son los efectos secundarios más comunes de estos tratamientos, seguidos de prurito-picor, en un 12% y sedación en un 6%.
Por último, la investigación confirma que la analgesia controlada por el paciente no elimina el dolor, pero lo disminuye en un gran porcentaje de ciudadanos intervenidos quirúrgicamente (en reposo, el 92,1% de los pacientes no tenían dolor o dolor leve, un 6,9% con dolor moderado y sólo un 1% con dolor intenso). Asimismo, se destaca también que el 94% de los pacientes están satisfechos con el tratamiento analgésico recibido.
Este equipo, que ya ganó otro premio en este congreso el año pasado, se ha mostrado muy orgulloso de volver a conseguir este galardón porque “reconoce nuestra labor y el trabajo de todos”, destaca Pedro López, el coordinador del estudio, que aunque está firmado por seis autores, han participado todos los profesionales de la Unidad.
Ángel M. Gregoris