También de la única medalla concedida por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior a José Antonio Domínguez Zamorano, enfermero del CIS Luis Jiménez de Asúa, en reconocimiento a su "decidida, rápida y eficaz intervención el día 12 de julio de 2014 en su centro de trabajo al evacuar al hospital a una interna en situación de riesgo vital". "No buscaba reconocimiento personal. Sólo pensaba en salvar la vida de la paciente", señala Domínguez Zamorano.
Un enfermero en la cárcel
José Luis, tras terminar la carrera de Enfermería, inició su andadura profesional en la sanidad pública y privada. "Solo estuve un año y medio en centros de salud, geriátricos y hospitales. Me di cuenta de que no tenía la estabilidad que ansiaba". Por este motivo opositó y, tras aprobar, pasó 9 años como supervisor de enfermería en la cárcel de Huelva y 4 años como enfermero en la cárcel de Foncalent (Alicante) y un año en la de Ceuta. Ahora lleva poco más de un año en el CIS `Luis Jiménez Asúa´ donde se encuentran reclusos de tercer grado que cumplen la última parte de la condena y se intentan reinsertar. "Son personas muy rehabilitadas", explica.
Su jornada laboral tiene lugar por las mañanas, además de cubrir las urgencias. "La población es más agradecida, estable y menos saturada que en la sanidad a la que todos tenemos acceso. Se les puede dedicar tiempo y eso contribuye a poder trabajar bien con ellos. No estamos hablando de una consulta de 10 minutos por lo que están muy controlados en términos sanitarios". Tanta es la pasión por su trabajo que habla de la cárcel con auténtico afecto y la considera como un segundo hogar.
Nadia Osman García