Enfermeros del Hospital Dr. Negrín

La Asociación Española de Enfermería en Cardiología ha concedido, en su 36 Congreso Nacional celebrado en Santiago de Compostela, el premio a la mejor comunicación oral a un estudio sobre un nuevo protocolo diseñado por los enfermeros del área de Hemodinámica del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, para evitar la oclusión de la arteria tras un cateterismo radial. Este protocolo, que se está implantando ya en el centro, reduce significativamente el porcentaje de oclusión.

Vicente Rubio, José Manuel Vázquez, José Miguel Latorre y Pablo Benítez han sido galardonados por el trabajo Incidencia de oclusión de la arteria radial tras cateterismo cardiaco con pulsera neumática y 'test de la gota de sangre', que recoge los resultados del estudio realizado con 250 pacientes a los que se les realizó un cateterismo radial entre los años 2013 y 2014.

Los cateterismos cardiacos se pueden realizar a través de la arteria femoral o de la arteria radial. Cada vez se utiliza más esta última vía, que supone menos complicaciones y una mejora en el bienestar del paciente, puesto que se reduce el tiempo de inmovilidad. Una vez finalizada la intervención, cuando se retira el introductor, se utiliza una pulsera de compresión neumática para realizar la hemostasia, es decir, para la prevención y detención de la hemorragia. Una de las posibles complicaciones es la oclusión de la arteria radial, lo que impediría hacer un nuevo cateterismo por esta vía.

Los enfermeros del área de Hemodinámica del servicio de Cardiología se plantearon “de qué forma se podía actuar para mantener la permeabilidad de la arteria, es decir, que no sangre y que al mismo tiempo haya flujo sanguíneo”. Para ello, decidieron colocar una gasa doblada sobre el punto de punción, entre la piel y la pulsera, que funciona a modo de “testigo”: se infla la pulsera, se retira el introductor y se va desinflando lentamente hasta que aparece sangre sobre la gasa; en ese momento se infla ligeramente, “lo justo para que ya no sangre y para que haya flujo en la arteria”. Esto se comprueba mediante doppler, y a las 24 horas se realiza una ecografía para evaluar si ha habido oclusión o no.

En la primera fase del estudio, la incidencia de oclusión fue del 1,3 %, y en la segunda fase del estudio no se presentó ningún caso de oclusión. La incidencia de la oclusión sin la aplicación de este protocolo se sitúa entre el 2 y el 10 %.

El equipo de enfermeros ha diseñado también un algoritmo para el desinflado de la pulsera y su retirada por parte del personal de la planta, para evitar que se realice antes de tiempo, puesto que, al ser pacientes que tienen pautados antiagregantes y anticoagulantes, se puede producir una hemorragia o un hematoma importante.

Redacción

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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