“Tras años dedicados al cuidado de personas con esquizofrenia y su cuidador principal, tuve la necesidad de valorar y analizar la calidad de vida de este último con el fin de detectar posibles necesidades en su salud, no sólo como agentes de cuidados, sino también como necesidades propias del cuidador”, afirma Díaz.

Tras realizar un estudio descriptivo con 61 cuidadores principales, entre los principales resultados se resalta que la edad media de estos está comprendida entre los 53 y los 61 años y la mayoría son mujeres, constatando así el papel principal de la mujer en la asunción del cuidado del familiar enfermo.

Además, se destaca que el tiempo dedicado al cuidado de su familiar se sitúa entre los 10 y 15 años, que la mayoría no trabaja fuera de casa y que el significado de calidad de vida para ellos se construye en función del estado de salud de la persona a la que cuidan.

El nivel de carga, añade la tesis, es mayor al inicio de la enfermedad, desarrollándose posteriormente un proceso de adaptación que implica la aceptación de la enfermedad y la resignación ante la situación que se vive.

Para Díaz, es esencial que los cuidadores sean incluidos dentro de los planes de cuidados de enfermería con el fin de poder detectar sus necesidades de salud. “El papel de la enfermería es llevar a cabo aquellas intervenciones necesarias para dar respuesta a necesidades como la baja autoestima, el sufrimiento espiritual o el trastorno del patrón del sueño y mejorar así su calidad de vida”, concluye la enfermera especialista en Salud Mental.

Ángel M. Gregoris