Para realizar el trabajo, que pronto defenderá también como tesis doctoral, la enfermera realizó un ensayo clínico aleatorizado en el que a un grupo de pacientes trasplantado se les daba una consulta normal de asesoramiento y se les aconsejaba que dejasen el tabaco y al otro se les hacía una oximetría para que viesen los resultados.
“Conseguimos que un 46,6% de los pacientes a los que les hacíamos la prueba dejasen de fumar, frente al 25,8% de aquellos a los que no se les hacía”, explica Seijo, que considera imprescindible el papel de la enfermería en este ámbito porque “está demostrado que cuando alguien es aconsejado por un sanitario deja de fumar más rápido que si le aconseja cualquiera otra persona”.
La enfermera se ha mostrado muy orgullosa de este premio, “que es un reconocimiento a mucho tiempo dedicado a la investigación”.