Raquel Dengra

La enfermería es, sin duda, una profesión vocacional. Cuidar y atender a los pacientes desde el primer momento, ser el profesional de referencia en los centros sanitarios y ayudar a los enfermos durante el día a día son sus funciones principales. Aunque durante la jornada laboral los enfermeros se entregan al 100%, al salir del trabajo, siguen siendo enfermeros y sólo ellos entienden este sentimiento. Esto es, básicamente, lo que pensó Raquel Dengra, estudiante de enfermería de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid) cuando se encontró con un tumulto de gente en la Glorieta de Cuatro Caminos y decidió acercarse a ver qué ocurría.

“Un hombre se desplomó y varias personas intentaban ayudarle. Al ver el tumulto, me acerqué para intentar aportar lo que pudiera y al observar de cerca la situación me di cuenta de que el señor no respondía y empezaba a tener respiraciones agónicas. No lo pensé y me puse en la cabeza, permeabilicé la vía aérea y tomé el pulso antes de comenzar el masaje cardiaco”, cuenta Dengra.

La estudiante, ahora recién graduada, reconoce que no dudó en ningún momento lo que tenía que hacer. “Fue instinto o vocación, no pude razonar mucho antes de actuar, me dejé llevar como cualquier sanitario hubiera hecho. Tenemos ese instinto de ayuda grabado en nosotros”, subraya.

Estudiante

A pesar de que en ese momento todavía era estudiante, Dengra destaca que cuando llegaron los servicios de emergencia contaron con ella en todo momento para seguir la reanimación. “Los sanitarios del SUMMA me integraron completamente en el equipo y gracias a todos, el paciente está vivo. Ellos ni siquiera eran la ambulancia a la que se había avisado, pasaban de camino y cuando vieron la situación, pararon y actuaron”, resalta.

En su recuerdo siempre quedará el abrazo que le dieron la médica y una técnico para agradecerle su colaboración. “Cuando la causa es tan grande, da igual que no hayas visto nunca a la gente con la que estás trabajando, se crea un vínculo maravilloso”, apunta.

No duda que volvería a hacerlo y es consciente de que “es una responsabilidad muy grande sentir una vida tan directamente en tus manos, es sobrecogedor”. Además, puntualiza que como enfermera recién graduada fue una lección de lo grande que se me podía quedar mi profesión si no me formaba bien.

“Es impactante que esa persona ahora me pueda abrazar y darme las gracias por lo que hice en ese momento”, concluye.

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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