Para él, la pretensión es invitar a los enfermeros a realizar una reflexión profunda sobre cómo quieren desenvolverse en el futuro de la profesión, siguiendo en la línea de la dependencia de otras disciplinas o bien tomando las riendas de la propia.
Tras analizar los datos, Rodríguez concluyó que la actividad profesional, tanto en el momento actual como en su proyección de futuro, pasa por tener cada vez más presenta la cultura de los usuarios, así como su empoderamiento dentro del sistema sanitario. “Los pacientes no deben continuar siendo contemplados como sujetos ignorantes, inmersos en un sistema paternalista, que ha quedado obsoleto, en el que son otros los que toman decisiones por ellos. Deben ser los usuarios los que tengan el poder decisorio respecto a las actuaciones y los cuidados que quieren recibir”, puntualiza el enfermero.
En lo que respecta a la imagen de la enfermería se da una importante divergencia. En el caso de los usuarios, la imagen de la enfermería es percibida de una forma bastante positiva, a pesar de que observó un desconocimiento sobre la formación o las funciones que tienen o pueden desarrollar los profesionales de los cuidados. Por parte de los profesionales no es percibida su imagen de una forma tan positiva, quizás por la falta de autoestima o por la percepción de que no se devuelve su trabajo acorde con sus conocimientos curriculares, por lo que no considera que su rendimiento esté a un cien por cien.
Isidoro Rodríguez subraya que en lo referente a divergencias y puntos en común de los dos grupos de actores estudiados coinciden en resaltar las excesivas cargas de trabajo, escasez de recursos humanos, lo que redunda en poco tiempo para realizar las actuaciones por usuario. “Las relaciones de los profesionales de enfermería vienen marcadas por el Sistema Nacional de Salud que se rige por un modelo piramidal biomédico en el que la enfermería desenvuelve su profesión como subalterna del médico sin poder ocupar cargos en la parte superior de la pirámide”, constata Rodríguez, que puntualiza que la enfermería está siendo ninguneada a nivel profesional, lo que da lugar a una salud precaria de la profesión, influyendo en la falta de autonomía, baja autoestima…
Entre las conclusiones también destaca que “la enfermería no es consciente de la importancia de los modelos culturales, tanto para los usuarios como para la propia profesión”. “Se ha observado un gran desconocimiento de estos modelos, a pesar de que en la práctica diaria los profesionales aplican principios culturalmente competentes que no llegan a alcanzar los niveles óptimos”, asevera.
El enfermero considera que “de cara a una proyección de futuro los profesionales deberán dar un paso al frente para conocer las circunstancias y condiciones a las que están sometidos y poner en valor sus conocimientos y actitudes en defensa de los intereses de los usuarios y de la propia profesión”.
Ángel M. Gregoris