Pablo Alcolea

La plantilla del C.D. Toledo, equipo que milita en Segunda División B, entrenaba el pasado sábado para preparar el choque contra el Real Madrid Castilla en su estadio, el mítico Salto del Caballo de la capital manchega. Cuando se disputaba el partidillo de entrenamiento, ya casi terminando el ejercicio, el tunecino Lassad Nouioui sufrió un desvanecimiento. El jugador internacional, que llegó a formar parte del Deportivo de la Coruña en Primera División hace unos años, se desplomó de repente lo que generó una situación de pánico y desconcierto. El portero del equipo, Pablo Alcolea, estudiante de Enfermería, se quitó los guantes y se arrodilló para atender a su compañero. Sus conocimientos sobre cómo actuar ante una emergencia como esta le salvaron la vida a Lassad, quien ahora está ingresado -estable, dentro de la gravedad- en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen de la Salud de Toledo.

Alcolea, todavía impactado por lo sucedido, ha relatado hoy cómo de desarrollaron los acontecimientos. “Tras ver que caía sin que nadie lo tocase acudimos rápidamente y comprobamos que no reaccionaba, no sabíamos de qué se trataba, podía ser un ataque epiléptico o algo así. Le situamos de lado para ver si respiraba y le pusimos un tubo de Guedel. Estaba parado, así que empecé a hacer el masaje cardiaco con ayuda del fisio, David, que le sujetaba. El resto de compañeros también colaboraron corriendo hacia el parque de bomberos que hay enfrente del campo de entrenamiento y llamando a la UVI móvil que vino poco después”, explica el joven guardameta.

La reacción del portero fue clave para estabilizar a Lassad, que había sufrido una fibrilación ventricular. Alcolea reconoce que vivieron momentos de gran incertidumbre, porque la sensación sobre el césped era muy mala. “Luego parece que van llegando mejores noticias. Hay que ser cautos no obstante. Le salvé la vida con mis compañeros, cada uno hizo lo que podía y lo que sabía”, añade.El portero del Toledo ha tenido que hacer un parón en sus estudios del Grado de Enfermería, del que ya ha completado hasta tercero. La razón es que hay pocas plazas para entrar directamente en ese curso debido a la elevada demanda. “Siempre me llamó la atención el mundo de la salud. Me sentía muy cómodo en determinadas asignaturas y en las prácticas en quirófano y en UCI me sentí muy a gusto, así que cuando acabe la carrera es posible que me centre en esos campos”, explica Alcolea a diarioenfermero.es

Cuando estudiaba en Zaragoza, pudo sacar las asignaturas gracias a la ayuda de los compañeros, que le informaban de todo cuando faltaba a clase y después haciendo el esfuerzo de estudiar por las tardes, cuando no hay entrenamientos. Lo que el otro día aplicó en el terreno de juego y que salvó la vida de su compañero de equipo lo aprendió en la Universidad de Zaragoza. “No sé cómo estará a nivel nacional esa Facultad donde estudié, pero recibí una formación de calidad, con profesores muy buenos y preocupados en que llegáramos a ser buenos profesionales”, asegura.

De momento, el Grado de Enfermería le ha servido para salvar una vida.

David Ruipérez

Contenido revisado en Marzo de 2024.
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