“Me quedé en paro un mes, y tuve la idea de escribir un libro recordando a un tío mío que acababa de fallecer. Empecé a preguntarme: “¿tendremos un alma gemela?, ¿y si la tenemos pero hasta que no morimos no la conocemos?... Me encantó la idea; fui directa al ordenador y empecé a escribir. No había escrito nada antes, y no dije nada hasta que fui consciente de que la iba a terminar”, explica Irene Ferb.
La protagonista, Sara, una enfermera de 28 años fallece en un accidente de tráfico cuando viajaba con su novio, Toño, que sobrevive. Cuando ésta llega al cielo le presentan a su mitad, Marc, un americano aparentemente arrogante. Pese a que puede parecer un novela triste, no lo es; es todo lo contrario presume de ser divertida, fresca, positiva y esperanzadora. Después de esta experiencia, Irene reconoce no poder dejar de escribir y anuncia que para primeros de año, saldrá su segunda novela, Crimen se escribe con A. “Una historia totalmente diferente a ésta, pero con el mismo estilo: fresco y ágil”, puntualiza.
Irene reconoce que optó por estudiar enfermería porque le apasionaba el funcionamiento del cuerpo humano y relacionarse con la gente. “La carrera elevó mi vocación, el trabajo no tanto”, asegura. Y es que pese a que lleva trabajando más de 13 años sigue siendo eventual, “y visto lo visto, y como se ha planteado la OPE (Comunidad de Madrid), seguiré siéndolo. Me curtí en Urgencias varios años, y pese a que me gustaba me obligaron a cambiar de contrato e irme a una planta de Medicina Interna, donde llevo más de 9 años. Os aseguro que con dos años basta. Creo que dentro de la misma especialidad deberíamos rotar, conocer otros servicios... Los eventuales no tenemos la opción de traslados, y el nivel de agotamiento y aburrimiento crece por jornadas. Basada en mi experiencia laboral, creo que la profesión de enfermería es una total desconocida y está muy poco valorada. Echo de menos más plantilla, que cubran las bajas como es sabido, echo de menos material nuevo, motivación para el personal sanitario…”, enumera.
Además de su libro, en su blog Soy Enfermera y me enfermero cada vez que lo pienso Irene cuenta anécdotas de su planta, siempre o casi siempre, en tono de humor. “Bastante serio se está poniendo el tema, y es por eso que intento darle una vuelta de tuerca”. Entre sus tres pasiones (enfermería, teatro y escribir) reconoce ser incapaz de quedarse con una, “puestos a soñar, como enfermera trabajaría menos horas y en otros sitio. Escribir se ha convertido más en una necesidad que otra cosa, y actuando juego a algo fundamental que se nos olvida cuando nos hacemos adultos. En definitiva, soy una mezcla”, finaliza.
Alicia Almendros
